El Teatro de la Desaparición de Adrián Villar Rojas
Dependiendo del ángulo en el que se vea, la instalación de Adrián Villar Rojas titulada The Theater of Disappearance –exposición en comisión para la terraza del Metropolitan Museum de Nueva York en 2017– pudiera parecer a primera vista un paisaje surreal, plagado por vestigios de una insólita fiesta en decadencia. Algunas de las esculturas parecieran haberse desmayado en las mesas entre la cristalería y la vajilla craquelada que saturan la mesa, mientras que otras figuras parecieran estrujarse amorosamente debajo de otras estatuas. Al final del atardecer, cuando la niebla se envuelve alrededor de los rascacielos, las esculturas comienzan a aparecer como una conjuración de fantasmas que frecuentan el Museo y vigilan la ciudad.
The Theater of Disappearance engloba miles de años de producción artística de diversos continentes y culturas, fusionándolas con facsímiles de figuras humanas contemporáneas, piezas de mobiliario, animales, comida y cubertería. Cada objeto –ya sea un plato de 1000 años de antigüedad, o una mano humana– es retratado en el mismo material blanco o negro y recubierto por una ligera capa de polvo.
La Colección Adrastus se enorgullece en presentar una de sus más recientes adquisiciones dentro de esta instalación: The Theater of Disappearance (14), una maravillosa escultura que busca generar un diálogo con la visión y división del patrimonio del Metopolitan Museum de Nueva York. Una cartografía completa de la cultura humana que pareciera emerger entre las distintas salas y secciones del Museo. Más que un espejo de hechos, el Museo se convierte en una versión de éstos: la versión Norteamericana del mapa humano de actividad sobre la tierra, un modelo a escala de cómo hemos llegado a la contemporaneidad.
Villar Rojas utiliza exóticas hibridaciones conjugadas a partir de objetos de la colección del Met. Abundan expresiones corporales de severidad: un par de manos levantan vasijas vacías, otras cruzan sus dedos, y otras hacen señas de rock. También abunda una gran variedad de máscaras provenientes de Oceanía, Japón y África. Cabezas de caballos, cabezas de faraones y fragmentos de cráneos se acoplan a cuernos, monedas, armas, sellos, y artesanías en cerámica. Es así como el artista argentino de 37 años mezcla estos elementos para convertirlos en cornucopias.
La instalación de 16 esculturas blancas y negras en The Theater of Disappearance pareciera ser una espontánea fiesta que ha terminado en bacanal. Para resaltar la unión entre los aspectos sociales y comerciales del techo del Metropolitan con esta instalación, Villar Rojas ha integrado cada elemento para convertirlo en un evento fantasioso. Mesas de banquetes en decadencia han sido colocados sobre el piso tableado de cuadrados blancos y negros, el cual resalta las excepcionales esculturas y hace que los espectadores del sitio se conviertan en invitados de la fiesta. El tono de celebración encaja perfectamente si consideramos que el Jardín de la Terraza B. Gerald Cantor tiene la fama de ser un destino veraniego donde los visitantes suelen tomarse cocteles y deleitarse de una impresionante vista de Central Park.
Sin embargo, esta instalación va más allá que el sentido de festividad. Villar Rojas se adentró en la colección del Met para revivir una sección olvidada de su patrimonio: piezas de yeso y copias. “La historial del Met es una institución y un testimonio del camino que ha recorrido América para convertirse en una nación. Sus puertas abrieron en 1870 con una gran colección de yesería de obras maestras”, declaró Villar Rojas. “A finales del siglo XX, artefactos genuinos desplazaron las copias.” El resultado final es un diorama en el que el público juega a formar parte de una fiesta que en realidad constituye una interpretación radical del espacio museográfico.
Al aceptar la comisión del Met, el artista encontró lo que sería una historia de la cultura humana que emerge a partir de las propias galerías del Museo. La instalación está llena de duplicidades: es académica y caprichosa, disruptiva y atmosférica. Rojas se refiere a esta exposición como una cacería carroñera del museo, ya que replicó más de 100 piezas seleccionadas de la enorme variedad de esculturas que representan los distintos departamentos curatoriales del Met. Villar Rojas escogió cada uno de los objetos que deseaba replicar para utilizarlos como materiales en bruto, para lo que los miembros del staff del museo realizaran imágenes tridimensionales para logar crear estos materiales. Para ello, se utilizaron dos métodos. El primero es la fotogrametría, un proceso que surgió el mapeo arquitectónico y aéreo que puede crear un modelo en 3-D a partir de la distribución de ciertas imágenes capadas por una cámara común. El segundo proceso utilizado por el Met fue un nuevo scanner para recolectar millones de puntos para después convertir esta información en un modelo tridimensional. Las réplicas fueron hechas de una espuma de uretano revestida de pintura mate industrial. El resultado es una colosal instalación de objetos seleccionados de los 17 departamentos para cuestionar la práctica museográfica. Incluso, el artista escaneó miembros del staff y sus familias para crear las figuras humanas que poblarían la escena (incluso el artista mandaría escanear su mano en señal de rock para The Theater of Disappearance (10).
Villar Rojas ha declarado que busca desestabilizar la jerarquía de los museos en un intento por evidenciar la manera en que cada escultura está siendo presentada. Por ejemplo, en una puesta en escena que pareciera simular las historias folclóricas de nacimiento, la réplica de un bebé yace sobre la mesa, el cual está siendo vigilado por una cigüeña. El ave fue originalmente realizada por la población Senufo en Costa de Marfil a mediados del siglo XIX o inicios del siglo XX.
Otros tesoros de la colección son más difíciles de identificar al haber sido despojados de su color y textura original, transformándose en creaturas imaginarias. Como maestro de la manipulación, Villar Rojas creó un ambiente difícil de seccionar –dificultando la identificación de las piezas originales hasta al más conocedor del museo–.
Preocupado por la presencia y la política del arte, la obra de Villar Roja elude a un sentido de perturbación visual del tiempo y el espacio. Conocido por sus instalaciones a larga escala, el artista deconstruye el estatus quo de cada sitio, alterando su ambiente para generar nuevas condiciones de encuentro con el arte. El concepto de simulación provee un nuevo marco para el método interpretativo de Villar Rojas.
The Theater of Disappearance podría considerarse como un escenario para un mundo nuevo, o la última cena sobre la tierra ubicada espacialmente a miles de años en el futuro, presentando piezas que parecieran los vestigios de humanos y objetos de la vida diaria petrificados. Esta obra es una gran ficción de objetos liberados de las vitrinas del museo para ser amados, tocados, y re-presentados fuera de las restricciones culturales y temporales del museo. Al interrogar el rol del museo como marco de verdad histórica, Villar Rojas busca romper con las presentaciones tradicionales que permiten la reactivación y reinterpretación del arte y la cultura humana.
The Theater of Disappearance crea una ruptura que cuestiona el hecho de que la historia está siendo editada, movida y posicionada por manos humanas, en este caso las manos de Villar Rojas. El fin de esta instalación es exponer la teoría de que estas piezas están siendo teñidas por una narrativa pre-seleccionada por curadores e historiadores. Esta instalación busca liberar cada pieza al subvertir las divisiones geográficas de la curaduría del museo para crear una nueva generación de esculturas que respondan a preocupaciones fundamentales de la humanidad –tales como la reproducción, la cosecha, y la vida después de la muerte–, constantes en los últimos 5,000 años. La nuevas concepciones que surgen a partir de la mezcla del arte y el tiempo, en conjunción con una presencia humana contemporánea, evocan una respuesta juguetona y al mismo tiempo encantadora.
Adrián Villar Rojas ha recibido varios reconocimientos entre los que se incluyen The Zurich Art Prize en el Museum Haus Konstruktiv (2013) el 9º Benesse Prize, en la 54ª Bienal de Venecia (2011). Ha participado en varias residencias: SAM Art Projects, en París, Francia, (2011); Banff Centre Institute, en Alberta, Canadá (2010); La Residencia, en Bogotá, Colombia (2010); y en el Panorama Brasileiras das Artes, São Paulo, Brasil (2009). Entre sus exposiciones más importantes se encuentran Adrián Villar Rojas – Fantasma, Moderna Museet, Estocolmo, Suecia (2015); The Evolution of God, High Line del Rail Yards, Nueva York, Estados Unidos (2014); Adrián Villar Rojas – Films Before Revolution, Museum Haus Konstruktiv, Zúrich, Suiza (2013); Today We Reboot the Planet, Serpentine Sackler Gallery, Londres, Reino Unido (2013); Adrián Villar Rojas: La inocencia de los animales, Expo 1, MoMA PS1, Nueva York, Estados Unidos (2013); Return the World, dOCUMENTA (13), Kassel, Alemania (2012); Before My Birth, Arts Brookfield, con la Trienal de The New Museum The Ungovernables y World Financial Center Plaza, Nueva York, Estados Unidos (2012); El asesino de tu herencia (The Murderer of Your Heritage), Pabellón Argentino de la 54ª Bienal de Venecia, Venecia, Italia (2011); Poems for Earthlings, SAM ART Projects, Jardin des Tuileries, Musée du Louvre, París, Francia (2011). Además su obra ha sido parte de exposiciones colectivas dentro de instituciones como The New Museum, Nueva York, Estados Unidos (2012); Serpentine Gallery, Londres, Reino Unido (2010); Akademie der Künste, Berlín, Alemania (2010); CCA Wattis Institute for Contemporary Arts, San Francisco, Estados Unidos (2009); Museu de Arte Moderna de São Paulo, São Paulo, Brasil (2009); entre otros.