Ryan Gander: Un encuentro literario
Siempre me he sentido atraída por aquellos artistas que suelen transitar magistralmente entre la realidad y la fantasía, aquellos que con excepcional maestría nos llevan, como una buena pareja de baile, a un ritmo que jamás imaginamos, y mucho menos nos sentíamos capaces de bailar. De ahí que Borges, García Márquez, Cortázar, Paul Auster, entre otros, hayan despertado ese apetito por asomarme a otras realidades que existen, pero que no siempre se manifiestan. En la más reciente feria de Basel, en Basilea Suiza, tuvimos Javier y yo un encuentro maravilloso con uno de los artistas conceptuales contemporáneos que tenemos en la colección Adrastus, y que se ha convertido en uno de mis favoritos: Ryan Gander. Para nosotros Gander es relativamente nuevo en la colección, pues solo contabámos con la pieza Only really applicable to those that can visualize it upside down, back to front and inside out, la cual funciona con una máquina de humo que se activa a través de un sensor, cada vez que se abre la puerta de salida del museo o galería donde se encuentre exhibida. Así, al salir una persona, tras su partida aparece humo, como si se hubiera ¨esfumado¨, un acto de magia a la vez naïve y cómico. Atraídos hacia éste genio conceptual, quisimos adquirir un par de piezas más suyas, por lo que paseamos por la galería gb agency, y allí, la encantadora de Solene Guillier nos contó que podríamos reunirnos con el artista pues se encontraba de visita en la feria. Dos horas más tarde, nos esperaba un Ryan de 40 años y en silla de ruedas, dispuesto a abrirnos su mente e invitarnos al fascinante espacio en el que los sueños, la realidad, lo lúdico y lo profundo, convergen de forma casi natural. Con humildad y sin prisas, comenzó a hablarnos de lo que lo motiva, que viene siempre de aquello que no se ve. Ryan busca crear sentimientos, memorias, reacciones en el espectador. Para él es igual de importante o más, lo que esta detrás de la obra, lo oculto, lo que no tenemos de frente. En una especie de meta-literatura del arte, la obra de Ryan tiene varias capas, tantas como la realidad en la que el espectador se quiera situar. Así pues, su obra funciona como catalizador de experiencias, disparador de cuestionamientos, y espejo de nuestra idea de realidad, y por ende, del lugar que ocupamos en el mundo. Dentro de los mil temas que tocamos: sus obras pasadas, sus motivaciones, sus juegos con los espectadores, etc., captó en especial mi interés, su espíritu lúdico y autocrítico, pues según nos relató, ha creado a varios artistas, con personalidad y estilo propio, que representan su alter ego. Mis predilectos son: Santo Sterne y Aston Ernest, anagramas uno del otro, creados con las mismas letras pero en orden diferente, y que en su nombre amplifican sus ideologías opuestas. Santo es un artista sin escrúpulos cuyo único interés es consagrar su carrera y vender, mientras que Aston es defensor del arte por el arte, radical y libre, a quien no le interesa el mercado. Otros nombres mas: Abbé Faria, Vivi Enkyo (fallecido y con gran legado), David Lange, Marie Aurory, Spencer Anthony … No es raro encontrar dentro de sus exhibiciones obras firmadas con estos pseudónimos, a quienes introduce como si fuesen entes aparte, con personalidad independiente. Así, se ríe de sus fantasmas e inventa un paisaje de su propia biografía. Seguramente para Gander es un juego de lo mas placentero el observar a quien observa su obra y sus personajes. Lo interesante sería observar al artista, observando a los espectadores que observan su obra. Un juego cíclico perfecto. Una especie de caleidoscopio vivo. Su obra Installation Map (unfold: 63 x 42 cm) en la que recrea el mapa de Paris, es una muestra de las mil capas que coforman la realidad. Revelación del tiempo simultáneo y paralelo. Lo que hace éste proyecto especial es que ultiliza el Paris de 1911 con las calles que existían en ese tiempo y que en nuestros días se han eliminado en pos del crecimiento económico de la ciudad, y hace un mapa moderno con aquellas calles fantasmas, como si aún existieran. Su obra (el mapa), la reparte gratuitamente en las oficinas de turismo para crear historias, para fusionar lo real y lo imaginario y generar confusión en algún incauto que busque en el mapa las calles desparecidas hace 50 años. Se rie al pensar a un pareja de viejitos siguiendo el plano, en busca de una calle que no existe. Generar un diálogo y tal vez una discusión entre un matrimonio. Cuentos que probablemente se desenvuelven aunque él no pueda escucharlos. Dentro del catálogo de sus obras disponibles en la galería encontramos un retrato conceptual del coleccionista, hecho a medida y con varias entrevistas previas para quien lo compre. Para mi sorpresa nos describió, con perfecto detalle, un trabajo muy similar al que el gran escritor Alessandro Baricco relata en su novela Mr. Gwyn, pero a través de diferentes medios de expresión. En la novela de Baricco, un escritor renuncia a su oficio de escribir y busca crear retratos de personas, retratos que funcionan cual obra de arte, con la salvedad de que utilizan únicamente palabras. No se trata de descripciones, sino de dibujos. De una forma excelsa y en ese universo onírico que lo caracteriza, Baricco logra sumergirnos en el proceso de escribir retratos, de la misma forma en que Gander nos explica su forma de crear retratos a través de piezas conceptuales. La idea es conocer a la persona de forma profunda, sus miedos, sueños, ideas, fantasías, recuerdos, dolores, etc., y crear un solo objeto que sintetice todo ello. Es un acto de fe, sumamente personal y muy profundo. Como bien lo dice Gander: “es confiar en que mi mirada e intelecto pueden leer su persona, una de las muestras de admiración y confianza más fuertes que me puede dar un coleccionista”. En el caso de Baricco, el escritor describe una historia en la que convergen tiempos, momentos pasados, presentes y futuros, y en la que todos los personajes son uno mismo: el retratado con sus mil posibilidades y caminos. La similitud con el maravilloso cuento El Aleph, de Borges, es inevitable. Dicho sea de paso, Ryan nada sabe del escritor italiano y de su penúltima novela, como muy probablemente, Baricco nunca haya escuchado sobre un artista llamado Ryan Gander. Sin embargo, en ese otro plano quimérico, mantienen un diálogo acalorado y muy enriquecedor. La campana que anuncia el cierre de la feria, nos regresó a la realidad y nos expulsó de ese laberinto juguetón en el que nos hallábamos perdidos de la mano de Gander. No sé bien cuánto tiempo hablamos. Su mente y su conversación tienen el don de hacer que el tiempo no se mida con las manecillas del reloj. Desde ese día he pensado que no me quisiera morir sin que Ryan me haga un retrato. ¡Esposo, toma nota por favor!
por Lorena Pérez Jácome